Fatiga por compasión

Sentir empatía por los niños y las familias podría ser una de las razones por las que el personal ingresa al campo de la primera infancia. Pero esta empatía puede llevar a las personas a sentir fatiga por compasión cuando sufren el trauma de otra persona.

Entre los síntomas frecuentes de la fatiga por compasión están:

  • Sentimientos de fracaso, culpa, dudas, tristeza e impotencia.
  • Pérdida del sueño.
  • Sentirse menos eficiente y útil en el trabajo.
  • Dificultad para concentrarse.
  • Sentirse abrumado por los deberes.
  • Apatía y embotamiento afectivo.
  • Tener adicciones secretas o automedicarse de diferentes maneras.
  • Aislamiento y retraimiento.
  • Agotamiento.
  • Emociones reprimidas.
  • Pesimismo o negatividad.

Entre las personas con mayor riesgo están:

  • Personal que es nuevo en el trabajo. Quienes no hayan participado en simulacros o no hayan experimentado una emergencia antes tienen más probabilidades de sentirse abrumados por sus responsabilidades.
  • Personal que ha sufrido un trauma personal. Pueden sentir los traumas de otras personas con más intensidad.
  • Personal que se siente agotado. La insatisfacción laboral hace que aumenten las probabilidades de sentir fatiga por compasión.
  • Personal que tiene dificultades para comunicar sus emociones. A las personas que tienen dificultades para expresar sus emociones les puede resultar más fácil ignorar el estrés de ser cuidadores, lo que las hace correr un mayor riesgo de trauma.
  • Personal con sistemas de apoyo personal inadecuados. Cuando uno no tiene a otras personas que puedan ofrecerle apoyo (una pareja, familiares, amigos, vecinos, colegas de confianza, grupos religiosos, clubes e incluso mascotas), eso puede resultar en un trauma.

Cómo prevenir la fatiga por compasión:

  • Tengan su propia salud física y mental como una prioridad. Puede que muestren muchísima compasión por los demás, ¡pero guarden algo para ustedes!
  • Duerman lo suficiente.
  • Coman bien.
  • Hagan ejercicio con regularidad.
  • Hagan actividades que disfruten con regularidad.
  • Creen y mantengan un buen sistema de apoyo.
  • Traten de equilibrar el trabajo y la relajación.
  • Busquen ayuda de un proveedor de salud mental si están luchando contra el estrés intenso y otros problemas de salud mental.
  • Hagan actividades de relajación con los niños, como estiramientos y respiración profunda. Por ejemplo, pueden decir: "Imagínense que son gatos y se están estirando. Están tumbados al sol, retorciéndose hasta que se sientan cómodos, ronroneando y cerrando los ojos".